c.
Estado de bienestar
Esta
forma particular de Estado encontró un desarrollo sistemático en
Europa Occidental con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Si
bien podemos encontrar algunas acciones de política social en la
Alemania de Bismark hacia finales del siglo XIX, y también como
consecuencia de la crisis económica de 1929, la conformación
definitiva y sistemática de esta forma estatal y su correlato
político se asienta a partir de 1950, conociendo su “época de
oro” durante las décadas del 50 y del 60 para llegar a una
progresiva etapa de agotamiento hacia finales de la década de 1970.
El Estado de bienestar keynesiano, así se lo conoce, se estructuró
sobre una reconceptualización de las funciones del Estado, inspirada
principalmente sobre la obra de John Maynard Keynes (1883 – 1946),
economista inglés, a partir de su libro Teoría General de la ocupación,
el interés y el dinero, publicado en 1936.
Para
sintetizar el concepto de Estado de bienestar, recurriremos al
trabajo de Gloria Regonini quien lo desarrolla de la siguiente manera
en el apartado sobre el “Estado de bienestar” incluido en el
Diccionario de Política de N. Bobbio:
“Es
necesario llegar a la Inglaterra de los años cuarenta para poder
encontrar una afirmación explícita del principio fundamental del
Estado de Bienestar: independientemente de sus ingresos, todos los
ciudadanos – en cuanto tales – tienen el derecho a ser protegidos
– con pagos en efectivo o con servicios – en situaciones de
dependencia de largo plazo (vejez, invalidez) o de breve plazo
(enfermedad, desempleo, maternidad).
El eslogan de los laboristas ingleses de 1945 ‘la parte justa para
todos’ resume con eficacia el concepto universal de las
prestaciones del Estado de bienestar” (Regonini, Gloria, “Estado
de bienestar”, en Bobbio, N.; N. Matteucci y G. Pasquino eds.-, ob.
cit., pág. 551).
Para comprender el contexto en donde se desarrolló este tipo de
Estado, debemos remarcar que existe una relación directa entre este
tipo de organización y el desarrollo de un capitalismo industrial,
con una amplia base de trabajadores asalariados y también con una
alta tasa de sindicalización. A partir de allí, el objetivo del
Estado fue siempre mantener altos niveles de ocupación, cercanos al
pleno empleo, y con un alto poder adquisitivo
de la población para mantener altos niveles de productividad. Estas
condiciones son indispensables para lograr una eficaz política
redistributiva.
Una de las características que se resaltan, en relación con las
políticas redistributivas, es la “prestación social universal”
a la que están sujetos todos los habitantes. Esto puede traducirse
en los siguientes términos: es con el Estado de bienestar que la
población, alcanza la “ciudadanía social”, entendida ésta como
la satisfacción de las necesidades básicas del individuo en lo que
hace a salud, educación, servicio social, empleo, etc.
La prestación de estos servicios no es entendida en
términos de “beneficencia”,
sino que por el contrario, es entendida en términos de “derecho político”,
o sea, una conquista histórica de la ciudadanía. Las “políticas universales”
tienden en definitiva a lograr cierta homogeneidad en la población, apuntando
sobre todo al desarrollo armónico de la sociedad. En este sentido,
el Estado
de bienestar tiene como objetivo lograr una “conciliación de
clases”, a través
de una articulación que lo tenga como árbitro y regulador de las
relaciones capital
- trabajo. De esta manera, la autoridad política que deviene desde
la esfera
estatal y, por lo tanto, sus decisiones, deben gozar de la
legitimidad necesaria
por parte de todos los actores implicados en el sistema político.
A partir de estas prestaciones universales de bienes y
servicios por parte del
Estado, podemos hablar de otra de las características centrales de
esta forma estatal:
alto porcentaje del PNB (producto nacional bruto) destinado a gastos sociales.
Estos recursos surgen fundamentalmente de la implementación de un sistema
fiscal que grava las tasas de rentabilidad de las empresas, el sector financiero
y los sectores acomodados de la sociedad, logrando de esta forma, un eficaz
proceso de redistribución de las riquezas.
Finalmente, para mencionar una última gran característica de este
tipo de Estado, debemos señalar que para conseguir estos niveles de
igualación social y justicia redistributiva, se basa en una economía
mixta. Esto quiere decir que había un fuerte componente estatal en
el manejo de la economía, o sea, que las decisiones económicas
están tamizadas por una decisión “política”. Estas decisiones
políticas surgen del consenso y la deliberación entre los distintos
sectores sociales y económicos implicados en el marco de un
capitalismo nacional. Fundamentalmente nos referimos a la tríada capital
– trabajo – Estado.
A
partir de esta forma de concertación de fuerte contenido político,
se avanza sobre
los grandes temas de la economía.
Podemos encontrar en países tales como Inglaterra, Francia, Alemania
y Suecia, modelos de estados de bienestar muy extendidos y
desarrollados durante el período citado. En la actualidad, algunos
países como Inglaterra pasaron por un profundo ajuste estructural
durante la década del 70 y del 80 que ha transformado la relación
Estado - sociedad. En cambio, países como Francia y Alemania han
mantenido gran parte de sus estructuras, aún a costa de profundos
conflictos sociales y actualmente están en proceso de revisión y
reformulación.
|Suecia
y los demás países escandinavos, en cambio, aún con intentos de
reformas sobre su Estado de bienestar, se mantendrían como los
países que más se aproximan a su ideal.
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