b.
Estado liberal
El liberalismo como corpus ideológico reconoce algunas influencias
de gran trascendencia. El primero que destacaremos en este trabajo
será John Locke (1632 - 1704), quien escribió el Segundo tratado
sobre el gobierno civil, aparecido en el año 1690. La otra gran
influencia fue Adam Smith (1723 - 1790), quien con su libro
Investigación acerca de la Naturaleza y causa de la riqueza de las
naciones, aparecido en 1776, se constituyó en el fundamento teórico
del libremercado.
El liberalismo surge en Europa, particularmente en Inglaterra.
Podemos ubicarlo a partir de mediados del siglo XVII y cobra pleno
desarrollo teórico en el siglo XVIII. Los hechos históricos más
importantes con los que se relaciona al liberalismo en sus inicios
fueron los sucedidos con la “Gloriosa Revolución” de 1688. A
partir de allí se abandona los postulados del Estado absolutista y
se comienza con los lineamientos de una monarquía constitucional.
Existen un número de postulados básicos que caracterizan al
liberalismo como forma de vida y de organización económica,
política y social. Algunos de estos son:
Defensa y reivindicación del individuo en contraposición a una
sociedad por estamental
y corporativa, característica de la Edad Media.
Defensa de la libertad, en todos sus ámbitos (económico, político,
religioso, cultural, etc.)
Defensa de la propiedad privada, como fundamento del desarrollo
económico y político.
División de poderes, garantizando de esta manera una distribución
del poder y evitando los poderes absolutos.
Importancia de la ley y del constitucionalismo como medio para evitar
la arbitrariedad del poder. La ley no es un producto de la divinidad
(trascendental), sino que es el producto del debate y del consenso
entre los hombres.
Fundamentación del corpus ideológico en la racionalidad del
individuo y en el creciente proceso de secularización social.
La idea fuerza de la construcción política a través de un
“contrato” realizado de manera voluntaria (pacto de asociación).
La economía debe seguir un “orden natural” (espontáneo) sin
mayor intervención de los hombres para alcanzar ciertos niveles de
opulencia y bienestar. Mientras menores sean los controles, mejor
funcionará el “mercado”.
La ambición por lograr una transformación social de la sociedad.
Todas estas características se materializaron en un determinado
orden político y social: el Estado liberal. El liberalismo entiende
al Estado como un “Estado mínimo”, es decir, aquel que está
destinado a cumplementar aquellas funciones básicas para el funcionamiento social, garantizando los
niveles adecuados de paz, seguridad y armonía, administrar justicia
y defensa de los límites geográficos del Estado. A partir de esta
concepción, propia de comienzos del siglo XIX, entendemos que este
Estado deja en manos del mercado y de la sociedad civil las tareas destinadas
a la generación y, por sobre todo, a la distribución de la riqueza.
Para el liberalismo, es el mercado, la instancia que asigna
eficientemente los recursos entre las personas. Esta concepción es
fundamentalmente optimista, pues entiende que dejando actuar
“libremente” al mercado, todas las partes saldrán beneficiadas
por el intercambio económico.
Nicola Matteucci afirma que el “liberalismo es hijo del Estado
moderno o, más ampliamente, nace como consecuencia o como respuesta
a la nueva forma de organización del poder que se instaura en Europa
a partir del siglo XVI” (Matteucci, N., “Estado Liberal”, en
Bobbio, N.; N. Matteucci y G. Pasquino eds.-, ob. cit., págs. 563 a
570). Paralelamente al liberalismo y al Estado moderno, debemos
mencionar al protagonista principal de este período histórico, la
burguesía. Este sector social dinámico, se va configurando a lo
largo de un proceso histórico que podemos ubicar entre los siglos
XVI y XVIII, y tuvo la característica de ser un sector dinámico
pero por sobre todo de gran movilidad.
Fruto
del aumento del comercio y de la producción, proceso que experimenta
Europa dado el creciente comercio internacional que afecta a varias
naciones, este sector fue ganando cada vez más influencia social y
política, llegando a los albores del siglo XIX como la gran fuerza
política dominante.
Tanto
el Estado moderno como forma de organización política, como el
liberalismo como corpus ideológico, se extendieron a lo largo de
todos los continentes hacia mediados del siglo XIX. El creciente
comercio internacional y la mayor conexión entre los continentes,
entre Europa (el centro) y los demás continentes (la periferia),
estimuló la adopción de estas ideas y formas de organización.
Durante la segunda mitad del siglo XIX y el comienzo de la Primera
Guerra Mundial (1914–1918), el mundo conoció niveles de producción
y de comercio mundial sin precedentes.
La complejización de las relaciones sociales, políticas y
económicas trajo aparejado que el Estado mínimo característico del
liberalismo del siglo XIX resultara insuficiente. En efecto, la
emergencia del capitalismo industrial sumada a la sociedad de masas
llevó, a principios del siglo XX, a replantear algunos de los
postulados más importantes de esta organización estatal y de sus
funciones.
Así
es que muchos de los estados liberales, comenzaron a brindar otros
servicios y
funciones, salud, educación, intervención en los conflictos capital
– trabajo, etc. De todas maneras, estas funciones no quitaron del
centro de la escena, los grandes postulados que perseguían estos
estados; a saber, la defensa de la propiedad privada y la libertad
de empresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Bienvenidos! con tus comentarios y consultas